domingo, 18 de agosto de 2013

Mi primera vez

No recuerdo cuándo fue. Creo que al rededor de los 16 o 17 años, cuando ya estaba en bachillerato y tenía que estudiar "de verdad", sí, ya sabes, en plan "no puedo moverme de la silla, estoy preparándome para entrar en la universidad porque ya soy mayor".
 
Por aquel entonces tenía los fines de semana libres, los cuales aprovechaba para madrugar y sentarme delante de los libros. Hace más de tres años que no los tengo y aun así cuando entro de tarde a trabajar me levanto temprano "para aprovechar la mañana". Y yo me pregunto ¿aprovechar qué? Si la mayoría de las veces es para hacer ganchillo engullendo capítulos de series ¿es realmente necesario madrugar? Parece que sí, porque de otra manera me levantaría con un sudor frío para entrar en hiperventilación "SE ME PASA LA VIDA DURMIENDO". Y yo lo sé, lo sé, en mi cabeza resuena el "GILIPOLLAS, DUERME, QUE ANTES TE ENCANTABA". A mis 22 años sé que hacerse mayor para mí es madrugar. A más edad, menos horas de sueño PARA NO PERDERME NADA. Hay que joderse.
 
A lo que iba,  el ritual era el siguiente: llenar la pava de agua, dejarla hervir. Sacar la taza, coger una cuchara, sacar el bote de café, echarlo en la taza, escuchar el click de la tetera, verter el agua en la taza añadir la leche y para finalizar la espumita y canela espolvoreada.  Un café bonito en taza-tamaño-cuenco y tostaditas con tomate y aceite. Y así es como empecé a tomar café para poder sobrevivir. Desde entonces no lo he podido dejar. Lo he intentado, la personita sana que habita en mi ha intentado llevarme hacia la luz con infusiones, pero no, y eso que me gusta mucho el té. Negro, por supuesto. He intentado dormir las horas suficientes para no necesitar cafeína, pero no. Además, qué coño, si te conviertes en bebedor de café podrás usar con propiedad muchas frases hechas. "A ver si quedamos para un cafelillo" "te invito a mi casa a tomar café" "antes de subirnos a la biblio vamos a echarnos un café....."
 
Y Yo soy de mitá, mitá con hielo en verano, por favor.

.-La Cafetera
 
 
Foto de 2009. En mi escritorio.
 

1 comentario:

  1. Qué chica era ella y ya con su tazón de café en la mano, como su madre.
    Besos
    Liliana
    Y no somos maniáticas en cuanto a preparar el café, somos metódicas.

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