miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿Ha sido 2013 un año cultureta?

A punto de terminar este maravilloso año me he sentado a repasar a qué he dedicado mi tiempo. Estas preguntas reflejan la parte "cultureta", pero me ha encantado contestar el cuestionario. Para bien y para mal, echar la vista atrás me va a servir para no desperdiciar ni un segundo de 2014 ¿Os animáis a responder también?
Cuestionario encontrado en El blog de Anita

Una noche más en el hogar. Los amigos en el sofá parecen un cartel promocional de 'Los Soprano'. 


1. ¿ Cuántos libros has leído este año?
Muy poquitos, unos 12. Empecé el año con muy buen ritmo, además los estuve apuntando en mi libretita, pero a medida que el año ha ido avanzando he dejado de apuntarlos. Porque ya no uso esa libreta y porque todavía no he encontrado sustituta. Desde hace unos meses uso una agenda que improvisé en una libreta de propaganda y que ha sido uno de los descubrimientos más útiles. Y eso que la he empezado a usar cuando ya no tengo clases ¡cosas de la vida! De los que he leído este año me quedo con el ciclo 'hermanas Bronte': Primero leí "Cumbres borrascosas" de Emily (Recomiendo la primera peli que hicieron de la novela, dirigida por William Wyler en 1939), después seguí con "Jane Eyre" de Charlotte, que ha sido mi favorita de las tres y terminé con "La inquilina de Wildfell Hall" de Anne. Esta ha sido la más floja, demasiado larga para la historia que cuenta. Por último destacaría "Lugares que no quiero compartir con nadie" de Elvira Lindo porque he descubierto una nueva faceta de Elvi, la más personal. Este verano cada vez que alguien se me acercaba en la librería y me pedía que le recomendara algún libro para leer durante el vuelo casi siempre lo recomendaba y prácticamente a nadie le atraía. No lo entiendo, porque es una lectura perfecta para un viaje. Yo lo leí casi entero en un autobús Granada-Málaga y fue una experiencia preciosa. 

2. ¿Cuál es el último libro que has leído y cuándo lo terminaste? "Los buscadores de conchas" de Rosamunde Pilcher, lo terminé la semana pasada. Este me lo recomendó mi madre. Llevaba años y años incitándome para que me lo leyera, pero nunca era el momento. Pero esta vez, cuando acudí a ella y su vasta biblioteca para escoger algo, sentí que ahora sí ¡Y vaya que sí! Es una novelita inglesa, muy tierna, fácil de leer y conmovedora. A medida que avanzaba en la lectura solo pensaba en ir a tomar el té a la casa de la protagonista, Penélope y pasar una tarde en su invernadero contemplando sus maravillosas plantas. 


3. ¿Cuál ha sido tu inversión en música este año (discos/conciertos...)? Prácticamente cero. He estado un rato pensando y nada de nada. Los Reyes se portaron muy bien; Supertramp me regaló "Blue" de Joni Mitchell (Que por cierto en un capi de 'A dos metros bajo tierra sale una canción) y Migueloncius uno de Violeta Parra para que me fuese haciendo el oído a la música popular chilena. Y conciertos? ¡Sólo uno! Y otra vez gracias a Supertramp, que me regaló la entrada para el concierto de El puchero del Hortelano. 

4. ¿Cuánto has ido al cine este año? Malditos los precios de las entradas! Con el bono del cine Albéniz que le regalé a Supertramp por Navidad fuimos algunas veces. Con sus catástrofes incluídas como Dos días en Nueva York". Vaya peste de comedia argumento manido, facilón, previsible y completamente falto de frescura.

5. ¿Cuál ha sido la última peli que has visto y cuándo? 'Lincoln', la vi anoche. Me pareció muy bien hecha a pesar de ser completísimamente histórica y por lo tanto difícil de seguir en algunos momentos. Una peli muy larga pero  como dijo Supertramp "te la comes entera porque Spielberg es el puto amo". Le pusimos un 8 en Filmaffinity. 


6. ¿A cuántos museos has ido este año? La verdad que a bastantes. En los viajes y también en Málaga. Uno de mis favoritos el de Historia Natural de Londres (aunque la Pierres dice que cuando vaya al de Buenos Aires sí que lo voy a flipar de verdad) y una exposición de Grabados que vimos la semana pasada en el Cortijo Miraflores de Marbella. Estaban realizados por los alumnos de un curso impartido durante el verano y había algunos preciosos. 

7. ¿Cuánto has ido al teatro este año? Haciendo memoria creo que solo una vez. Una pena la verdad.

8. ¿Cuál ha sido la última obra de teatro que has visto? 'Prometeo encadenado' en la escuela de arte dramático. 

9. ¿Cuántas veces has viajado al extranjero este año? Tres. Pasé año nuevo en Italia con mi amiga Mercedes, en Roma y Siena, donde ella estaba de Erasmus. Después fui a Londres en semana santa y por el cumpleaños de Supertramp le regalé una semana en Portugal. Todo un descubrimiento! En 2014 espero no parar de viajar: Cinco meses en Santiago de Chile para empezar. Y que ese sea nuestro punto de partida para conocer la geografía latinoamericana! 


10. ¿Qué has estudiado este año? Pues he """"terminado""" la carrera! Me faltan los créditos de libre, que los haré en Chile. Allí espero convertirme ya oficialmente en periodista :)

Personalmente añadiría una pregunta ineludible en este cuestionario cultureta: ¿Qué series has visto este año? Destaco 3: "Shameless" (versión americana) en comedia. Al final acabas convirtiéndote en un Gallagher más.  "A dos metros bajo tierra" en tragicomedia. Vale, es un drama, pero no puedes evitar reírte con las situaciones absurdas y con los personajes. Estuve llorando los treinta últimos minutos del capítulo final. El mejor final para mi del mundo mundial. Y por último "The Wire". Una serie lenta, policíaca, jodida, apasionante, con los personajes más 'personas reales' y menos arquetípicos que he visto en series. Y qué decir de las cabeceras de cada temporada. Malditas obras de arte. 

domingo, 10 de noviembre de 2013

El día de la tila

El otro día quedé para desayunar con mi amiga Marta. Esa misma tarde volvía a Granada probablemente hasta Navidad, así que tenía muchas ganas de darle el último achuchón. El sitio elegido fue una tiendecita-barecillo de productos típicos malagueños. El desayuno consiste en una rebanada gigante de pan cateto y una tablita con diferentes productos: mermeladas caseras, mantecas, aceites, tomates.....Completamente riquísimo todo!!

Esa mañana me levanté temprano. Había dormido muy inquieta. Me desperté, Supertramp preparó café. Teníamos varias gestiones importantes entre manos. Burocracia vía telefónica, el sueño de cualquier persona: Resolver papeleo entre buche y buche de café. Al final todo aclarado, todas las llamadas productivas. Yo estaba en estado de hiperventilación absoluta mezclada con euforia. No lo he mencionado antes, pero algunas veces la cafeína me afecta de verdad y entro en una fase de hiperactividad profunda, saltos incluidos y ojos desorbitados. No es una exageración. Pregúntenle a Ale.
 
No podía quedarme más tiempo en nuestra cajita de cerillas, así que me vestí y salí a la calle. Llegué muy pronto así que me puse a deambular por las cercanías al punto de encuentro. Finalmente nos sentamos a desayunar y cuando el camarero toma nota de las bebidas, lo suelto sin pensar...."Para mi una tila por favor". Toda la mesa se me queda mirando. "Que tu no quieres café?!" "Lo siento chicas, como me tome otro café salgo volando, creo que es la segunda tila (aunque no recuerdo la primera) que pido en mi vida, pero de verdad que no podría con otro café, con el que llevo y el estado de éxtasis en el que me encuentro son suficientes"
 
Nos vamos a Chile. Ya es prácticamente una realidad. No sé cuándo llegaremos a Santiago, porque antes pasaremos dos días en Estambul y unos cuantos en Buenos Aires. Van a ser muchas horas de viaje. Mucho cansancio y mucho frío. Pero VA A SUCEDER. Al final, va a suceder.

Nos vamos.
 

Mis pies helados en alguna ciudad de Bélgica. Noviembre 2012.

 
.-La Cafetera

domingo, 20 de octubre de 2013

Stuk Café

Hace un par de años nuestro queridísimo Migui se marchó un año de Erasmus. A Luxemburgo. Sí, Luxemburgo ¿Por qué? Nadie lo sabe. Según él la escuela de informática era muy buena y...blablablá. Te queremos igual Migueloncius.
 
El caso es que hoy es domingo. El domingo es mi día favorito (o lo era cuando tenía clase entre semana, porque ahora cualquier día puede ser domingo...) para regodearme en la morriña. Hoy tengo nostalgia de viajar. Pero no de cualquier tipo de viaje. De los viajes en invierno. De esos en los que vas por la calle como una bolita de fieltro a la que le han colocado dos bracitos muy cortos y que cuando entra en cualquier sitio parece como si te desinflaras y tienes que llevar una carretilla para poder transportar toda la ropa que te has quitado. De esos en los que nadie quiere ser el primero en proponer parar en una cafetería para tomar algo caliente, pero cuando el valiente abre la boca, los demás lo secundan aliviados. De esos viajes en los que despotricas todo lo humanamente posible sobre el tiempo, por tu boca salen los insultos climáticos más retorcidos que jamás pensaste que pudieran existir. De esos viajes que recordarás con el paso del tiempo como el más frío. Todos son el más frío en tu memoria. De esos viajes en los que te crees una superheroína porque eres capaz de caminar por la calle a temperatura mucho más baja de la que hace en tu ciudad. Si nieva, alcanzas el nirvana explorador.
 
        
Un coíno y dos boqueronas en Stuk Café
Hoy es domingo, y tengo morriña de viajar por ciudades grises, ciudades en las que atardece a las cinco de la tarde, ciudades europeas, con sus gentes europeas y totalmente diferentes a nosotros. Ciudades que nada tienen que ver con las que has visto en Andalucía. Personas con costumbres nórdicas (porque de Cataluña hacia arriba todo son costumbres nórdicas, porque decir nórdico o escandinavo es tannn sofisticado) personas con sombreros, abrigos, bufandas y guantes preciosos que nunca te podrás poner en Málaga a pesar de que seas completamente friolera. Hoy es domingo, y si cierro los ojos vuelvo a estar en febrero de 2012 sentada en Stuk Café, en Lovaina. Hoy es domingo, y si cierro los ojos no estoy de viaje, ni de paso, soy una nórdica o escandinava más.
 
La Cafetera.




lunes, 30 de septiembre de 2013

Café compartido II. La sobremesa

El post de hoy viene de la mano de una gran amiga. Con ella he compartido muchos cafés. Cafés cargados de sinceridad, de ayuda, de penas y de alegrías y de negocios imaginarios que algún día emprenderemos. Hemos recorrido mucho juntas. Cuando le conté la idea del blog enseguida comenzó a darle vueltas a la cabeza para publicar una entrada. Con todos ustedes, pasen a deleitarse con la prosa de mi gran amiga Loli Pierres. Esta es la segunda entrega de 'Café compartido', sección inaugurada por 'El Café de las 12' y su inigualable capacidad para las letras. 

La Cafetera.


Eso de ir a comer con amigos o familia está muy bien. Pero la cosa realmente se pone buena cuando llega la sobremesa. Porque antes cada uno está disfrutando de su plato, de su bebida y tenemos todos la boca llena como para relajarnos a charlar.
Pero la sobremesa...ahhhhh, la sobremesa!!! Ese momento tan desesperadamente odiado por los camareros como disfrutado por los comensales. Mientras ellos no ven la hora de tener la mesa libre, nosotros nos relajamos en las sillas y...pedimos EL CAFÉ! A veces, cuando la charla es realmente buena, hasta repetimos.
Hay quienes no valoran este momento cumbre de la comida y prefieren ir a "tomar el cafelito" a otro lado ¡SACRILEGIO! Si uno se levanta de la mesa, se pierde el momento, mientras la atención de todos está puesta en caminar y encontrar una cafetería...Y allí ya no es lo mismo, la sobremesa es tan efímera que si te mueves de sitio, desaparece. Adiós a la mesa medio sucia con servilletas y manteles manchados, que son uno de los motivos por los cuales uno sigue pidiendo café (o chupitos, depende de la afición alcohólica de cada uno. Yo soy más del primer tipo). Yo he tenido sobremesas que han durado hasta la cena y cuando nos damos cuenta de la hora ¿para qué nos vamos a mover? (esta es una estrategia que los restaurantes podrían evaluar seriamente). Cenamos en el mismo sitio y así podemos tener una segunda sobremesa hasta que nos echen del todo o nos otorguen un título de cliente honorario (que bien ganado está). 
Por eso, amigos cafeteros, la sobremesa es sin duda un momento incomparable donde el café cobra un sentido distinto. No lo bebemos para despertarnos ni estar más atentos, simplemente es una excusa que propicia conversaciones y puede hasta dejarnos alguna anécdota que guardaremos en la memoria. Y a los que no les gusta el café, pues siempre pueden pedirse una manzanilla.

Loli Pierres.

Fotografía de Loli Pierres

domingo, 15 de septiembre de 2013

El de madrugones y blogs

Mierda ¿Qué hora es? No puede ser ¿Me he quedado dormida? ¿Ha sonado la alarma? Joder y además me estoy haciendo pipí. Para qué habré cenado melón. Venga Claudita cierra los ojos, pasa de atender tus necesidades básicas, échate la sábana por encima que sé que tienes frío y duérmete. Duérmete. QUE TE DUERMAS.
....
 
Piiiipiiiiipiiiiipiiiii. Vale, son las seis. Ahora tengo que hacer malabares para llegar hasta la mesita de noche e intentar coger el móvil sin tirar nada. No puedo, voy a aplastar a Supertramp. Mejor intento despertarlo suavemente y, si lo consigo, quizá capte lo básico del mensaje antes de volver a dormirse y me pase el móvil, el cual quiero estrellar contra la pared porque no ha dejado de pitar.
 
Bien, ya he retrasado la alarma cinco minutos. Claro, que podía haberla apagado porque anoche programé otra a las 6.10. Pero mejor no arriesgarse, que como cierre los ojos más de la cuenta.....PIIIPIIIIPIIIPIIIIIIIIII...Joder mierda coño vale. Son las 6.05. Esta alarma la voy a desactivar ya.....RIIIIIINNRIIIIINRIIIIIN....es mamá, que tiene un TOC la costumbre de llamarme cada vez que tengo turno de mañana para asegurarse de que me despierto bien, que estoy viva y que cuando tenga que salir al mundo hostil estaré preparada para enfrentarme a cualquier desalmado que deambulo por la calle. Si yo lo sé, si las 06.30 "son unas hora mu mala".
 
Buenos días mami, sí tengo un poco de sueño. Me voy a levantar ya. Venga, acuéstate tú que es muy temprano. Bueno vale madre, venga sí un cafelito y empezaremos a ser personas. Vale, después hablamos, pasa una buena mañana. Yo también te quiero. Bien! son las 06.08 ¡¡me quedan dos minutos de sueño!! Voy a achuchar un poquito a Supertramp y.....PIIIPIIIPIIIIIPIIIPI....Alarma apagada. Creo que ahora sí que me tengo que levantar. No quiero. No quiero. QUE NO QUIEROOOOOOO. Quiero a mi mamáaaaaaaaaaaaa. Esta tarde me voy a echar la siesta de mi vida. Pienso crujir el sofá. Joder, y ahora tengo que encontrar las gafas ¿Me quedé dormida con ellas puestas? ¿Me las quitó Supertramp? Así a ojo de miopía y al palpo de cegata en potencia no las percibo en la mesita ¿DÓNDE ESTÁN ENTONCES? Si no veo no las puedo encontrar, y si no las encuentro....
 
Ale, Ale, Ale....Ale despierta. Ale ¿Dónde están mis gafas? Eh.Eh.Eh. Buenos días guapa. Buenos días, pero ¿dónde están mis gafas? ¿las dejaste anoche en la mesita? Jhfskaflaf...Ale, concéntrate, que tengo que ponerme en marcha y todavía no me he tomado un café ¿Dónde.Están.Mis.Gafas? En la mesitazZzZ.....No, en la mesita definitivamente no están. Pero piensa Claudia, tienes experiencia en etas situaciones. A lo mejor se han colado entre la mesita y la cama....¡¡BINGO!! Bien, gafas encontradas y colocadas. Visión perfecta. Es la hora del CAFÉ.
 
Miaaaauuuu....Buenos días Ramón. Qué dice mi cosaguapa. Rrrrrrrr (ronroneo). No Ramón los tobillos no. Ramón tengo que hacer el café. No seas pesado, tienes comida y agua. Que te he dicho que no. Ramón no. No, tampoco muerdas a Ale, déjalo dormir. Ramón son las 06.13 de la mañana, necesito cafeína. Muy bien. Que te he dicho que los tobillos no.
 
Vale, son las 06.25. Tengo la taza de café entre las manos. Quema. Quema mucho joder. Quiero dormir. Quiero dormir. Quiero dormir. Tengo los ojos como platos. Parezco un búho. Presiento que se me van a salir de las órbitas. Nunca he sentido tanto mi propio pestañear ¿Por qué prefiero trabajar por la mañana? Esto no es por la mañana, esto es de madrugada. No entiendo nada ¿Qué sentido tiene la vida? No sé si beberme el café como un chupito a ver si me da el subidón. Sería una historia graciosa. De pequeña bebí café sin querer pensando que era cocacola. Hay que ver cuántas cosas pasan con un café delante. La verdad que yo tengo unas cuantas historias, y seguro que todo el mundo tiene algo que contar. Eh, sería una idea chachi para hacer un blog. Pero venga Clau, a quién vas a engañar ¿Cuántas veces has intentado abrir y mantener un blog? ¿Cuánto tiempo has aguantado hasta abandonarlo? Pero es que la idea de tener un eje central.....el café es un denominador común y así podría escribir........Son las 06.45, voy a darle un beso a Supertramp y ya me voy a coger el tren....
 
 
 
.-La Cafetera.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Café y viaje

Cuando empecé a viajar no me sentaba a tomar café. No entraba dentro de mi concepto de viaje. El primer GRAN viaje lo hice el verano de 2009. Un mes viajando por Europa con mis dos mejores amigos. Desde entonces han cambiado muchas pautas viajeras. Echo la vista atrás e intento imaginarme cómo sería ahora la experiencia. Completamente diferente, lo sé. Quizá por eso guardo tan buen recuerdo de los días que pasamos con las mochilas a la espalda. No llevábamos guía, ni una ruta fija en la cabeza. Marta quería ir a París, yo a Brujas y a Miguelón le venía bien lo que dijéramos. El resto fue improvisación día tras día. Casi nunca nos parábamos a sentarnos en algún sitio a tomar algo. Echábamos la siesta en los parques de cada ciudad o pueblo por los que pasamos. Comíamos sentados en cualquier escalera bonita, cualquier banco o cualquier acera. Creo que almorzamos bocadillos y cenamos pasta 20 de los 30 días mientras soñábamos con el puchero de mi abuela en pleno agosto. 

Ahora siempre que viajo disfruto de cañas y café en todas partes. No he vuelto a estar de viaje tantos días seguidos, pero sigo apreciando cada escapada. En marzo estuve en Londres con mi amiga Lorena. Hacía muchísimo frío, incluso estuvo nevando dos días seguidos. Caminar por la calle era prácticamente imposible, la cara se me paralizaba y no podía casi articular palabra. Cada poco parábamos en algún café para reponer energía y disfrutar de algo calentito. Esos días cambié mi amada cafeína por litros y litros de Earl Grey. Lo mejor era sostener la taza entre las manos para calentarlas, y beberlo a sorbitos pequeños para alargar el momento todo lo posible. 

Hace un par de inviernos Marta y yo fuimos a visitar a Miguelón a Luxemburgo. Era febrero y pillamos el final de una ola de frío. Algunos días Migui tenía que ir a clase, así que Mar y yo nos quedábamos en su residencia alejadas del mundo exterior, pero un día decidimos salir a comer y esperarlo mientras dábamos un paseo. Decidimos buscar un lugar barato para tomarnos un café calentito y al final se nos pasaron las horas charlando. Ese día mantuvimos una de esas conversaciones reveladoras. Esas en las que el corazón es el que toma las riendas y confiesa sus más íntimos temores. Fue una de esas conversaciones en las que se mezcla la risa y el llanto. La tragicomedia guió nuestras palabras. Lo que parecían problemas acabaron siendo absurdos. Los fantasmas nos abandonaron mientras la taza de café iba vaciándose. 

Luxemburgo, febrero 2012

.-La Cafetera

lunes, 9 de septiembre de 2013

Al otro lado de la calle

Mi escritorio está situado justo al lado de la ventana. Es la típica mesa de madera blanca, formada por listones, perfecta para el jardín. Es heredada, y mi única opción para poder decir frases como "el otro día estaba sentada en mi despacho y..." Evidentemente no tengo despacho en esta caja de cerillas a la que llamamos hogar, pero sí tengo un escritorio que es una mesa de madera, completamente incómoda porque no puedo poner las piernas de frente, pero que a mi me encanta, porque eso sí, es gigante. El caso es que estos días he pasado muchas horas pegada a una silla y con el portátil en el escritorio. Y los apuntes, y los bolis subrayadores lápices, y la libreta en sucio, y los folios, y las botellas de agua, y los pañuelos para el resfriado, Ramón detrás, encima o a un lado del ordenador.....y las tazas de café. Muchas muchas muchas.
 
Semana intensiva viviendo en el escritorio

Como decía mi escritorio se ubica en el lado derecho de la ventana, y esto es un peligro. No porque me vaya a tirar por ella de la desesperación, si mi casa no tiene ni altura de un primer piso. No, que va. Toda la culpa de las horas en blanco la tiene el edificio de enfrente. Es apasionante ver la vida de los demás. Sobre todo si la otra opción es mirar los apuntes. Pues bien, desde que nos mudamos he ido observando cada día los cambios. Resulta que, casualidades de la vida, mis vecinos de arriba del piso anterior....viven ahora en el edificio de enfrente!! Han abierto un hostal, y muchas de las ventanas de las habitaciones dan a la calle, y por lo tanto entran en mi campo de visión.
 
Los vecinos nómadas
Al principio vi a unos muchachos asomado a la calle, y nuestras miradas se cruzaron por un instante. Estuve tentada de saludarlo con la mano ya que íbamos a compartir barrio y sobre todo, uno iba a observar la vida del otro a través de las ventanas. A los pocos días dejé de verlo, y entraron en escena nuevas personas. Más tarde pusieron el cartel con el nombre del hostal. Todo comenzó a tener sentido, y comprendí que tendría vecinos nómadas.Por las mañanas muy temprano, a las siete o las ocho, empiezan a desperezarse los más madrugadores. Yo observo (bueno,  observaba lasemanainfernal pre-exámenes) cómo abren las ventanas e intentan quitarse el sueño estirándose con la fresquita mañanera asomando por los balcones. Al cabo de un rato salen hacia la calle y ya no los vuelvo a ver al otro lado de la calle hasta la noche...
 
.-La Cafetera 


martes, 27 de agosto de 2013

La taza

A pesar de lo que las malas lenguas puedan afirmar no soy una persona maniática. No lo soy de verdad, lo que pasa es que me gustan las tradiciones, y las tradiciones se forjan mediante la repetición y la constancia ¿cómo se puede llamar tradición, no sé, a 'la reunión anual de cafeteros del mundo' si no se realiza una vez al año? No señor, no se puede. Hoy voy a hablar de mi manía forma tradicional, la forma a la que acostumbro a tomar el café. 

Existen muchas maneras de tomar el café y considero que no todas admiten el mismo tipo de recipiente. No es un tema sobre el que frivolizar, porque no sólo de la calidad depende el disfrute. Puede ser un café exquisito, sí, pero si no está servido en el recipiente adecuado....No sabe igual. Por ejemplo, vas a casa de un amigo a tomar café, te pregunta cómo lo quieres, le dices que con leche y sin azúcar. Va a la cocina, lo prepara, vuelve y te da tu café. Tú no sabes qué cara poner, porque lo primero que piensas es ¿el café es para mi o para un liliputiense? Aquí está el quiz de la cuestión: Yo soy de tazas, de tazas GRANDES. 

No sé de dónde viene la manía costumbre, pero desde que empecé a tomar café ha sido así. En mi casa había tazas de todas las clases y colores: las del tipo "estuve en Torrequebrada y me acordé de ti", las que no se sabe cómo llegaron pero han estado siempre ahí, el típico jarrillo lata, altas, bajas, con asa, sin asa...y mis favoritas: las taza-cuenco. Son tazas más bien bajitas, redondas, con asa y grandes. Valen para un café, unos cereales con leche o un caldito en pleno invierno. Son maravillosas, y mi amor hacia ellas es extremadamente infinito. 

Volviendo a ese supuesto café en casa del amigo. Llega él, pletórico por ser el anfitrión y te planta delante de las narices una tacita diminuta en la que solo hay espacio para un sorbo de café. Tú eres una tía bien educada "una señorita de bien" como diría mi abuela, así que sonríes, coges la tacita y te la acercas para mojarte los labios, no vaya a ser que con el shock del momento te despistes, pegues un buche normal y la tarde de café acabe convirtiéndose en el instante de café. Una pena. 

Aquí es donde yo quería llegar: No es que la taza esté mal, es que cada tipo de café requiere un recipiente adecuado. Esa taza hubiera sido genial para un café solo, pero eso es algo de lo que hablaré otro día. 

Algunas de mis tazas, falta la taza-cuenco.
.-La Cafetera.


domingo, 25 de agosto de 2013

Café compartido I.


La de un verano de café y el médico suicida

Todo comenzó hace unos tres años, verano de 2010. Tres guionistas amateurs en busca de una historia que revolviera las entrañas del espectador y lo dejara patidifuso. Objetivo conseguido, lo que comenzó como un trabajo por cuenta propia acabó convirtiéndose año y medio más tarde en un libreto de producción infumable encuadernado en dos tomos de aproximadamente 200 páginas cada uno. 

No saben lo difícil que es escribir un guión a tres bandas, es jodidamente complicado lidiar con una rutina laboral compartida. Todas las semanas nos reuníamos tres o cuatro veces en una cafetería del centro de Málaga, este proceso se repitió durante todo ese verano. Curiosamente ninguno de los tres implicados vivíamos en el centro lo que propició que en muchas ocasiones alguno de los miembros llegara tarde y se produjera alguna que otra disputa ¿Es que hay una hora prefijada para comprar el pan a diario? ¿Esa hora debe coincidir con la hora de reunión día tras día? ¿Son las 11 de la mañana el momento propicio para ir a la panadería? Oigan, cada uno tiene sus preferencias eh!

El punto de partida de nuestra historia fueron los sucesos ocurridos en verano de 2010 en la Calle Pacífico, por si alguno no recuerda la historia voy a intentar contarla de la manera en la que la contaron los medios de comunicación, que vaya usted a saber... Una noche, un varón de raza blanca entra en una de las urbanizaciones de la calle Pacífico con la intención de robar, a la hora de la verdad, en el momento en el que es o todo o nada el muchacho se raja y sale huyendo por patas con tan mala suerte que los vecinos se enteran del percal y van tras él. El resultado es que lo atrapan y se toman la justicia por su mano, uno menos. Nuestro guión, que estaba inspirado por aquellos hechos, se tituló 'El Juego de Lucía', y ahora procederé a relatarles lo del médico suicida.

Una de las cosas que aprendimos en el verano de café fue que no toda historia merecía ser contada, al menos de la manera en la que habíamos planteado para 'El juego de Lucía'. Miguel Fadón era el médico suicida, padre de una mozuela, Lucía. El padre del señor fadón era un enfermero sobrecualificado que vendría a hacer temblar los cimientos en la vida de su hijo hasta el punto que el médico suicida le hacía una operación a corazón abierto a su hija Lucía, sin ésta necesitarlo. Imagínense, vaya película de miedo. Esta situación nos lleva directamente al fin del primer acto, en el que el guión se quedó aparcado y a la facultad de medicina, a uno de los despachos de un profesor que podría resolvernos algunas dudas en cuanto a cuestiones técnicas de la cirujía. 

El profesor, vestido con bata blanca, nos recibe a los tres en su despacho y comenzamos a hablar de cuestiones de la medicina, lo que entre otras cosas nos llevó a lo que habíamos ido a preguntar allí ¿Podría un médico operar sin ayuda a una paciente, a corazón abierto? Se ve que al médico no le terminó de entusiasmar nuestra idea, pero allí estábamos y volvimos a la carga. A ver, póngase usted en una situación extrema, está con su hijo en el Sahara, no pregunten por qué el Sahara y no Atacama o cualquier otro lugar, seguramente porque al ser profesor de la UMA no tendría para viajar tan lejos. ¿Podría operarlo sin ayuda y prácticamente sin material quirúrgico? Cinco minutos más tarde estábamos fuera del despacho del tipo con bata blanca y preguntándonos qué había salido mal. Yo realicé aquella fatídica pregunta. 

Así concluyó, a mediados de septiembre, nuestro veranó de café, dejando al médico suicida y a su hija en un cajón hasta nuevo aviso. 

.- El café de las 12. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Chan Chan

Ese café sabía a gloria. Era un café como otro cualquiera, hecho en una cafetera corriente y preparado a esa hora a la que el cerebro no da para más que aquello que sabe hacer sin razonar. 
Primero sonaba el despertador. Era un sonido completamente infernal capaz de destrozar tímpanos y quitar las ganas de vivir. Era una radio-despertador. Sonaba pocas horas después de haber conciliado el sueño, porque en aquella época dormían poco y en una cama muy pequeña. La ventana estaba a la derecha y por ella se filtraban todos los sonidos de la ciudad. Conductores haciendo sonar el cláxon creyendo que así la caravana se iba a disipar. Autobuses resoplando, cansados de hacer todos los días la misma ruta. Ambulancias, coches de policía. Y lo peor eran las palomas. El piso era muy alto, así que no era rara la mañana en la que pululaban sobre el alféizar para descansar un rato. Pero todo eso quedaba en un segundo plano. Lo importante es que estaban ahí. En una cama de 80 abrazados en pleno verano. 
Ella pasaba muchas noches allí, y a la mañana siguiente tenía que irse temprano. En realidad parecía que la responsabilidad de saludar a la aurora era de él, porque siempre saltaba el primero de la cama. Se levantaba para preparar el desayuno. Primero bajaba a comprar el pan, y después se metía en la cocina, esa cocina a la que ella tenía el acceso denegado. Exigencias de sanidad, decía él. 
Una vez preparado el café y dispuestas las tostadas, todo ello colocado en la mesa del salón, ella salía del cuarto con el peor aspecto posible, pero con la sonrisa más amplia dibujada en la cara. Parece que esa combinación funcionaba, porque a él también se le ponía cara de tonto. O a lo mejor era para no desentonar con el ambiente. Quién sabe. 
Desayunaban mirándose como gilipollas, con una timidez disimulada con medias sonrisas. Con la emoción contenida, con esa incertidumbre que revuelve el estómago, pero que sienta tan bien. 
Era un verano muy caluroso, el café era un requisito indispensable para poder afrontar el día, pero hacía mucho calor para poder tomarlo caliente. "¿Quieres hielo?" le preguntó él. "hmmmmm vale" contestó ella. Desde entonces nada más asomar el verano esa chica empieza a tomar mitad con hielo, y en su cabeza comienza a sonar....

.-La Cafetera


martes, 20 de agosto de 2013

Majestic Café

Porto es la ciudad de los edificios en decadencia, de las fachadas descoloridas, el paso del tiempo hecho belleza en cada una de las fachadas, en las baldosas, en los comercios, incluso en sus gentes. 
Hay un lugar para trasladarse a a un tiempo glorioso. Majestic Café lleva escrito en sus paredes el esplendor de tiempos pasados. Situado en la Rua Santa Catarina, la principal calle comercial de la ciudad, este edificio representa la arquitectura de la Belle Époque. 

Nos sentamos en la terraza para disfrutar del café portugués (otro más) y poder observar más detenidamente cada detalle del establecimiento. Dentro el ambiente es oscuro; paredes de madera y en contraste con suelos de mármol blanco, todo ello iluminado con lámparas de diseños imposibles. Los camareros con sus uniformes impolutos, moviéndose como el que lleva toda una vida en la profesión y sirve las mesas como un autómata. Entrenados para ser correctos, para no derramar una gota de café sobre el plato. 

Majestic Café es uno de los rincones oficiales de Porto, pero la condición de visita obligada no le resta encanto. Las tazas de café son grandes, mis favoritas. La sensación de poder beber tragos largos sin miedo a que se acabe la cafeína en dos buches mientras la imaginación me traslada a otros tiempos. Majestic Café parece un decorado más de "Midnight in Paris". 

Porto, la ciudad descolorida, la ciudad anclada en el tiempo. Porto, la ciudad del vino, la ciudad con los croissants más buenos. Porto, la primera parada de la ruta portuguesa. Porto....


.-La Cafetera

Majestic Café. Porto, verano'13

domingo, 18 de agosto de 2013

Mi primera vez

No recuerdo cuándo fue. Creo que al rededor de los 16 o 17 años, cuando ya estaba en bachillerato y tenía que estudiar "de verdad", sí, ya sabes, en plan "no puedo moverme de la silla, estoy preparándome para entrar en la universidad porque ya soy mayor".
 
Por aquel entonces tenía los fines de semana libres, los cuales aprovechaba para madrugar y sentarme delante de los libros. Hace más de tres años que no los tengo y aun así cuando entro de tarde a trabajar me levanto temprano "para aprovechar la mañana". Y yo me pregunto ¿aprovechar qué? Si la mayoría de las veces es para hacer ganchillo engullendo capítulos de series ¿es realmente necesario madrugar? Parece que sí, porque de otra manera me levantaría con un sudor frío para entrar en hiperventilación "SE ME PASA LA VIDA DURMIENDO". Y yo lo sé, lo sé, en mi cabeza resuena el "GILIPOLLAS, DUERME, QUE ANTES TE ENCANTABA". A mis 22 años sé que hacerse mayor para mí es madrugar. A más edad, menos horas de sueño PARA NO PERDERME NADA. Hay que joderse.
 
A lo que iba,  el ritual era el siguiente: llenar la pava de agua, dejarla hervir. Sacar la taza, coger una cuchara, sacar el bote de café, echarlo en la taza, escuchar el click de la tetera, verter el agua en la taza añadir la leche y para finalizar la espumita y canela espolvoreada.  Un café bonito en taza-tamaño-cuenco y tostaditas con tomate y aceite. Y así es como empecé a tomar café para poder sobrevivir. Desde entonces no lo he podido dejar. Lo he intentado, la personita sana que habita en mi ha intentado llevarme hacia la luz con infusiones, pero no, y eso que me gusta mucho el té. Negro, por supuesto. He intentado dormir las horas suficientes para no necesitar cafeína, pero no. Además, qué coño, si te conviertes en bebedor de café podrás usar con propiedad muchas frases hechas. "A ver si quedamos para un cafelillo" "te invito a mi casa a tomar café" "antes de subirnos a la biblio vamos a echarnos un café....."
 
Y Yo soy de mitá, mitá con hielo en verano, por favor.

.-La Cafetera
 
 
Foto de 2009. En mi escritorio.